miércoles, 2 de septiembre de 2015

Arpías de la docencia


A esta hora del día, continúa rondando en mi mente una situación que están viviendo muchos estudiantes y que por desgracia, nadie se atreve a denunciar por miedo a ser suspendido o perder su carrera y no poder ejercer su verdadera vocación en la vida.

Permitirme que lance una pregunta a todos los que están leyendo este artículo, ¿Qué es para vosotros la corrupción?

La corrupción en todos los ámbitos ha existido siempre, pero lo que más me llama la atención es que denunciamos públicamente la de políticos, banqueros y empresarios sinvergüenza que se quedan con el dinero de los ciudadanos pero no la de estos que se lucran fueran de su trabajo obligando a sus alumnos a que les correspondan monetariamente asistiendo a muchos de sus cursos, talleres o clases particulares en horario no lectivo. Una práctica que se ha realizado siempre por parte de ciertos profesores, sin mayor problema, pero que por desgracia no todos hacen igual, sobre todo cuando se juega ya con el aprobado o suspenso del susodicho.

A ciencia cierta , he podido comprobar a lo largo de los últimos años, como individuos con títulos docentes, obligan de una forma subliminal a asistir a sus negocios particulares a sus discípulos sin ningún pudor. Se han montado unos "cortijos" como yo les llamo, igualitos al de algunas administraciones, véase el presunto caso de la Junta de Andalucía.

Hoy día se compran plazas y aprobados, y es que don dinero lo puede todo. Pero, ¿qué pasa si el alumno en cuestión no tiene la solvencia suficiente para sucumbir a los encantos de estas arpías del saber, que lo único que quieren es lucrarse de la ilusión de sus estudiantes, por acabar sus estudios y por consiguiente desempeñar la labor que les gusta?

Pues la respuesta es bien sencilla, que te juegas el aprobado y aún voy más allá, la BECA, importándoles una mierda si no tienes dinero para seguir estudiando o no.

Me da pena y a la vez vergüenza, versar sobre el asunto, cuando hay tantos buenos profesionales en este campo, que se ganan la vida honradamente. Otros por desgracia de la mayoría, dejan en muy mal lugar la profesión.

A estos ratas con ansia de billetes les diría que tarde o temprano la suerte del cabrón termina, y que el primero que denuncie ante la administración, y por ende ante la consejería correspondiente, se le terminarían las ganas de ganar más de lo que les pertenece, a costa del sudor de los padres, tutores o los propios estudiantes que luchan día a día por labrarse un futuro.

En algún momento podré decir bien alto donde está sucediendo todo esto... Pues si yo soy una de esas cobarde que por miedo, no alza la voz para denunciarlo por represalias, aunque espero que a quien corresponda vaya tomando medidas y que por lo menos tenga ya la mosca detrás de la oreja.

He dicho.

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