Padre es quién se comporta como tal, y no usted
Hoy voy a mencionar un caso en la infinidad de los existentes en el mundo, en el cual un padre abandona a sus hijos por indiferencias con la madre, o por consiguiente por que le da la real gana. Dejar claro que no me gustan esos tópicos dónde se asegura que siempre son los padres los que abandonan a sus hijos y no las madres, ya que en la viña del señor hay de todos, pero en esta historia el tema es así. Con esto quiero decir, que no a todo el mundo se le puede llamar “padre o madre”. A algunos o algunas, ese título les viene impuesto por sangre, pero no por comportamiento.
A usted, que seguramente me estará leyendo y es uno de estos sinvergüenzas, no sé cómo se atreve a buscar después de años, el amor que nunca dio a tus hijos. Hay un dicho que dice: “el que siembra, recoge”. Pues muy señor mío, lo que va a recoger usted, es la indiferencias de décadas de desprecios y huídas ante unos bebes de los cuales se desentendió. Y no es que su madre le inculque odio hacia usted, es que la inteligencia de esos críos que hoy son hombres y mujeres, hechos y derechos, se avergüenzan de llevar genes tan despreciables, traducidos en comportamientos lamentables, como los que ha protagonizado durante un periodo de tiempo prolongado.
Uno es padre desde primer momento en que la mete y se produce el milagro de la vida, y perdónenme por ser tan soez. Pero el que es un verdadero padre, es aquel que no duerme, por cuidar a quién dio la vida, el que siente y padece cada logro y fracaso de un hijo/a, eso que no vuelve la cara y se va sin dar explicaciones.
Me duele pensar, que existe en toda la geografía mundial, seres que viven por impulsos, importándoles si joden la vida de unos terceros, y más aún cuando eso se mantiene unido a lazos familiares, sin que la palabra haga gala en ninguno de los casos. No me cuente cuentos ni historias de dragones, que ya dejé de creer en fantasmas y brujas. Ahora no es pronto, ni tarde, permítame que le diga que no hay momento para un café o una versión teñida con sentimientos ahogados por la pena de quedar como un cabrón, ante los ojos de todo el que conoce la verdad de esta historia.
No busque lo que nunca tuvo. Pase página y deje vivir en paz, a los que sin usted vivieron sin problemas durante x años de su vida. No aparezca de la nada con lágrimas en los ojos producidas por un colirio de mentiras y falsedades que no van aliviar su sentimiento de culpa, ahora que eres viejito y necesitan sentirte bien contigo mismo, por si no te dejan entrar en el cielo.
Ush, Ush… Usted, sí , sí, usted, atiéndame. Míreme a los ojos, dese la vuelta, camine hacia delante y no gire la cabeza atrás. Los que un día dejaste no quieren saber nada. Tenga decencia, amor propio y no vuelva más. Tú momento paso… Ellos le perdonan, pero la vida sigue y su persona no está dentro de la misma, no tiene cabida… Así que, ¡adiós!
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